el silencio ocupa su despertar
la penumbra prepara
su pequeña muerte
y en los brazos del ocaso
el corazón se inunda
de la lejanía
de estar a la par

cae el rocío sobre miradas
que empañan suavemente
las ventanas donde descansan
tremulos los sentidos
amontonando intenciones
desabrochando despacio
los vestidos del destino
dejando la piel en los suspiros

nace la penumbra
sometiendose
a claros de luna
se disipa
la mirada audaz
se desnuda el instante
mostrando la piel
esperando caricias
que calmen la sed