sábado, 12 de julio de 2008

miro el sol inmenso
llevándose el color
entre sus huesos
dejando solo el frío
amparo de la noche
que todo lo ocupa
lágrimas sin consuelo
desde la ventana se ven
procesiones jocosas
siempre ajenas
pasante del amor
en el pecho brilla
el vacío y el dolor
medallas ganadas
en la desilusión
sueños de esquiva felicidad
despertar de agrio sabor
al lado del silencio
que a veces deja
jugar al amor
pero siempre y al final
surge el averno
de la soledad



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